miércoles, 16 de diciembre de 2009

ESCUCHAR EL SILENCIO

Hablar del silencio parece una paradoja ya que el silencio de las palabras aparentemente rompe el silencio.

La mayoría de nosotros hemos aprendido que el silencio es el polo opuesto al sonido y que el sonido puede romper el silencio. Si intentamos comprender esto de otra manera, podemos ver que el silencio representa para el oído lo mismo que el espacio para el ojo. Cuando un objeto es percibido en el espacio, no pensamos que hemos roto el espacio. De la misma manera, cuando el sonido aparece en el silencio tampoco deberíamos decir que éste se ha roto. El silencio contiene sonidos de la misma forma que el espacio contiene objetos. Cuando te das cuenta de esto, cada sonido es rodeado de silencio.

El espacio y el silencio son dos buenos indicadores que apuntan hacia algo más sutil, un algo en el que surge el espacio silencioso de la Conciencia Pura.

En el ojo del huracán o en el corazón de la tormenta hay silencio, quietud.

…donde el silencio y el futuro se reúnen.

Ni ir ni venir,

ni auge ni caída.

Si no fuera por el punto,

el punto inmóvil,

no habría baile,

Y lo único que existe es el baile.

T.S. Eliot

Me he dado cuenta que si permito que mi experiencia sea lo que es, si no ago. ningún esfuerzo por cambiarla, en la conciencia empieza a surgir un estado de conciencia no contaminado, no fabricado. Diría que un estado de conciencia muy inocente, pues no es el estado de ningún esfuerzo ni técnica.

La clave de ser verdaderamente libre es vivir como trabajo, cuando permito que todo sea realmente lo que es, cuando puedo permite asta actitud interna de no aferrarme a nada, este espacio resulta muy fértil. Es un estado de conciencia muy potente. Esos momentos de entrega te darán la oportunidad de recibir algo creativo. El espacio en el que surge la revelación. Pero si convertimos esto en un objeto perdemos la esencia que consiste en permitir que todo sea simplemente lo que es, ésa es la base, la actitud subyacente. En este espacio surgirá la sabiduría los “ajas”. En este espacio recibimos lo que el regalo de la revelación de lo que necesitamos ver. Es el espacio de total de la Inteligencia.

Llegar a la verdad no es difícil. dice Refalé Redondo: deja que el Silencio penetre en tu corazón, vívelo. Únete a él, sé silencio tú mismo en el fragor de la estridencia, en el meollo del ruido, en el corazón de la agresividad de las organizaciones, ante la enfermedad y ante la muerte; porque es falso que para ello necesites apartarte del mundo. Y es curioso: cuando te haces silencio, te armas de fuerza y de valor para afrontar el ruido de la llamada “vida cotidiana”

El silencio es el lenguaje del corazón, el lenguaje es, por supuesto un instrumaento fantástico de comunicación, necesario y útil. Pero es bueno conocer su lugar en nuesta conciencia y los limites de su utilidad.

Una rosa sin ningún nombre olería igual de bien

Decía Shakespeare.

Hay una conciencia que existe mas alla de las palabras y permite que nuestra experiencia directa, fresca y nueva.

El silencio que pretendo trasmitir no es la ausencia de palabras, de ruidos,el silencio no es algo que podamos hacer es algo que somos, somos el espacio vacio donde el mundo aparece, donde aparece el cuerpo, los pensamientos, las emocieones, pero “solo” somos el silencio donde smuestra todo, no tenemos que hacer nada, solo esperar y darnos cuenta, despertar a lo que somos, el infinito espacio silencioso.

La conciencia proyecta esto cosa que llamamos Ser Humano y se enamora tanto de su creación que se pierde en ella.

1 comentario:

  1. Hola Carles,

    Me parece que eso de no considerar diferente al silencio y al ruido, sino que el silencio, es el espacio donde cabe el ruido, coloca a ambos, fuera de lo que somos.

    Y eso, va en la línea de que solo somos un bloque de realidad.

    La existencia sin forma de la Conciencia en sí, es oscura y de ella, hará su espacio imaginario y robado la mente desintegrada.

    La inocencia del alma, que en el camino de ida, es una aspiración, en el camino de vuelta a casa, es fruto de que se quemen nuestras entrañas, porque con lo que eran nuestras ideas, que en realidad, eran nuestras heces, ya hemos aprendido a comprar los tiestos, escardar la tierra, poner piernas para que drene, plantar la semilla, sin poder ver ya si las flores crecerán.

    Un saludo,
    Agustin

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