Nos conocemos únicamente en nuestros deseos constantes. Vivimos continuamente en un tengo esto, necesito aquello. Nuestro terreno está en una agitación continua y so- mos nosotros los que alimentamos esta agitación. Fuera de nosotros no tiene ninguna existencia, no existe. Así cuando te conviertes en un explorador, en ese momento au- tomáticamente estás a la escucha y en esta escucha no hay deseo ni motivo. Contemplas estrictamente todas tus agitaciones, son todos los niveles del ser. Es como un columpio que no empujas y acaba por pararse. Es importante el no querer dirigir ni rechazar, so- lamente constatar. Para encontrar tu centro, o tu tranquilidad profunda no hay nada que cambiar, eso lo eres. Si tú quieres apropiarte de una facultad, aprender una lengua o aprender a tocar un instrumento de música, hay etapas, hay algo que apropiarse, pero lo que eres fundamentalmente, no tienes nada para apropiarte.
Sólo podemos pensar lo que no somos. Lo que somos jamás podemos pensarlo. No hagas el menor esfuerzo en pensar lo que eres. Lo que eres es impensable porque es tu Totalidad, y el pensamiento no es más que una pequeña fracción. Lo menos nunca pue- de comprender lo más. Cuando has comprendido profundamente lo que eres, hay un presentimiento de la Verdad que se hace en ti. Entrégate totalmente a este presentimiento. Este presentimiento te conducirá allí, a lo que eres, es una percepción original, donde no existe el que experimenta ni la cosa experimentada, ni el observador ni la cosa observada.
El tiempo es la memoria. Para hablar del tiempo necesitamos una referencia, para el espacio también la necesitamos. En realidad el espacio y el tiempo no existen. Cuando miras estas flores no hay más que mirada, la conciencia y la mirada son uno. Luego es cuando dices, he mirado estas flores y después dices, yo soy el que he mirado estas flores, pero cada vez eres uno con la percepción. El hecho de poder recordar una percep- ción anterior, es lo que crea el tiempo. El tiempo astronómico y cronológico existen, pero ese tiempo siempre es presente. El tiempo psicológico siempre está en referencia al pasado y al futuro, y cuando hablamos del tiempo, en general suele ser del tiempo psi- cológico.
Cuando hablamos de constatar, es una mirada sin referencia, es una mirada sin anticipación. Una mirada sin anticipación es una mirada inocente, nueva. En esta mirada estamos naturalmente atentos, porque hacemos frente a lo nuevo, a lo inmediato. Cuando hay proyección hay anticipación, ahí hay problemas. Ante lo desconocido siempre estamos atentos, pero en cuanto proyectamos el pasado al futuro nuestra atención está dividida.
Amor
carles