jueves, 23 de agosto de 2018

Simplicidad

La esencia de esta propuesta (trabajo) es la simplicidad.

¿Cómo hacemos para que sea simple? ¿Podemos detectar o dejar de lado las complicaciones creadas por la mente, que siempre quiere saber cómo deben ser las cosas?
Es raro. En los círculos indagamos, pero tienen dos aspectos excluyentes. Uno es que las palabras que describen dividen lo que es indivisible, de modo que tenemos que recordar que lo que describimos como separado, en realidad, es un todo completo.
En los círculos de Presencia Biodinámica tratamos de hacer inteligentemente consciente lo que llamamos nuestro condicionamiento, nuestras relaciones habituales, biológicas, hacia los otros y hacia la situaciones que nos rodean.
Hemos creído firmemente que nosotros tenemos el control sobre nosotros mismos, que somos los iniciadores de las acciones, que elegimos qué hacer y qué no hacer. Pero ahora, para sorpresa y frustración nuestras, decubrimos que no hay alguien que decida reaccionar. Las respuestas son tan instantáneas como un reflejo condicionado. No hay entidad que gobierne, soló pensamientos y respuestas físicas conectadas entre sí automáticamente.
Es tan simple que no tenemos que hacer mas que dejar hacer a la biología aprendiendo a permitirnos sentir, escuchar el cuerpo. ¡Cuidado!, no se trata de entender lo que el cuerpo nos dice, ni las emociones siquiera. Es justo el intentar entenderlas, colocarlas en un mapa, lo que impide que el trabajo haga el trabajo.

Amor
Carles

viernes, 3 de agosto de 2018

La única posible gestión emocional

La única posible
gestión emocional

    Ven a la inmediatez del miedo que aguijonea. ¡Siéntelo sin ninguna premeditación de modo que toda separación desaparezca! Antes de ponerle la palabra miedo o cualquier otra. No hay miedo, nadie que lo tenga, nadie que lo sufra, nadie que lo produzca. Sea lo que fuere que está sucediendo, está simplemente aquí, pudiendo desplegarse y disolverse en el espacio vacío. ¿No es eso lo que pasa con cada pensamiento, sensación y percepción? Nace, se despliega y se desvanece sin dejar rastros, a menos que el combustible de la mente y el recuerdo lo mantengan andando. 

     ¿Estamos preparados para esto? ¿Lo podremos recordar la próxima vez? ¡Ahora! El hábito de apartar lo desagradable es tan fuerte... No hay que hacer algo muy especial al respecto. No es gran cosa. Algo surge e inmediatamente admite que está ahí, que sea visto y sentido sin más. Dejémosle el espacio que necesite para que se despliegue. Dejemos que diga lo que tiene que decir. También está el sonido de los grillos, el sonido de la brisa, la sensación de calor a mediodía en agosto, el canto de los pájaros. Al estar en calma con todas las cosas, casi no hay respiración. Y se produce una respiración profunda porque el organismo necesita oxígeno fresco. ¡No existe separación! Simplemente el contacto y la pregunta, el escuchar y el observar sin saber. Entonces todo sucede en un espacio vasto, lleno de energía y amor. En la escucha, las cosas cobran coherencia, se tornan comprensibles, fluidas. Demasiado maravilloso como para ponerlo en palabras.

Amor

Carles