viernes, 28 de junio de 2013

Vacío el estado natural.

El estado natural de al mente es estar silenciosa, vacía y abierta. Existe sin intencionalidad.  Si crees que necesitas practicar el silencio, hallar o mantener el vacío, entonces no lo has entendido. Todo esto, el universo entero esta sucediendo en el vacío. 
No se trata de salir corriendo en busca del vacío. Se trata de reconoces el vacío que no puede perturbarse allí donde te encuentres, sea cuales fueren las circunstancias, por mucho ruido que haya. No existe reacción de ninguna naturaleza. No es un comportamiento o una imposición... Tú y el vacío sois lo mismo.
Todo este hablar, este enseñar, sólo tiene por objeto revelar tu propio vacío. Y no hace falta tiempo. Cuando estás frente al espejo, éste no te dice- Mira, ahora estoy ocupado, vuelve en media hora.- Te revelas de inmediato. Llegas a conocer lo indescriptible, lo sin forma, directamente. Tal vez no puedas hablar de ello, pero el sufrimiento acaba. El miedo acaba. 
Muchos, ante la mínima oportunidad de descubrimiento, salen corriendo, se excusan, temen que desaparezca el ultimo apego al ¨yo ¨. La oportunidad es hacer frente, sentirlo y ver que eres vacío.
No hay que tomar ninguna decisión. Solo reconocer ¨estoy aquí como vacío¨. No le añadas ninguna idea al vacío. No le des  ninguna imagen. Quédate en esta presencia biodinámica desvinculada y sin imágenes, permanece como lo que eres. No necesitas ir a ningún lugar, quédate quieto y no encontraras ninguna separación, entre lo que crees ser y el vacío, no hay limite de ningún tipo. El reconocimiento será, Eso es. Sólo Eso es estable por si mismo, es decir, no necesita ningún apoyo.
El Vacío que tu eres ya está aquí, pero debe tener lugar el reconocimiento de este espacio inmutable de vacío. Por esa razón solo te pido que reconozcas lo que no puede desaparecer. No puede llagar y no puede marchar, pero en esto tiene lugar el juego de idas y venidas, observarlo es Presencia Biodinámica. 
Lo que trato de compartir no es una enseñanza. Sólo es un recordatorio, una oportunidad de recordar lo que ya es así. Que curioso, lo natural, no puede adquirirse de ninguna manera. 
Es probable que no lo tengas claro porque existe una fascinación por las formas el movimiento, el movimiento de identidad, el movimiento de autoria, que eclipsa este reconocimiento natural de lo que ya esta presente.
Y no el movimiento en sí mismo, sino que la creencia y la fascinación por ese movimiento provoca amnesia, ceguera. Tú eres el mundo. No te estoy diciendo un cumplido. La cuestión  es que ¡eres perfecto¡ Pero mientras la atención siga apegada a la s formas, esta convicción no será firme.
Te invito a que regreses a casa el libertad. Deja aquí todo lo que trajiste contigo. El fuego del circulo es un buen sitio para quemarlo. Vuelve a casa vacío. Ese seria el mejor regalo para tu familia y tus amigos. Lleva el cuerpo, pero tú mantente vacío.

amor
carles        

lunes, 24 de junio de 2013

Más historias.

Llevo diez minutos sentada frente a la pantalla. 
Veo surgir las palabras sobre el espacio blanco. 
Parpadeo, 
y  al abrir los ojos, ya no están. Permanezco en busca de lo que siento ahora. 
Y una y otra vez la palabra es vacío. 
Como si día tras día me estuviese despojando de las ideas de mi. 

Entonces pienso: hay angustia en mi. 
Y respiro. 
Quizás si algunas lágrimas se hicieran presentes algo me resultaría más sencillo… sobre todo más conocido. Vuelvo a respirar y abrazo la quietud. 
Y recuerdo a Carles: ¨estar quieto es no oponerse al movimiento¨. 
Y algo se torna infinitamente quieto aún cuando haya angustia en mi.

No. Definitivamente no me resulta sencillo poner en palabras lo que siento. 

No siento nada… eso fue lo que dije tras una de las últimas sesiones de biodinámica, mientras mi cuerpo temblaba. Mis dientes se golpeaban una y otra vez en una angustia feroz. 
Desde un espacio hondo, oscuro, casi sin aire, mis rodillas se clavaron en mi pecho. 
Un ovillo. 
Retazos de mi historia. Llanto con dolor. Oscuridad.
 Ir hacia adentro, ahí donde nada ni nadie pueda llegar… donde pueda no sentir nada… 
Muerta de miedo buscando ser vista en el fondo de la cueva… pretendiendo no sentir nada… 
Recién cuando en el círculo verbalicé ¨no sentí nada¨ recién ahí, cuando recordaba que mientras mi compañero tocaba mi pie, mi registro era ¨no siento nada¨. Recién ahí, recién ahora, recién comprendo lo que pasó.

Al regreso a casa, no salía de la sorpresa de haber pasado seis días de plena escucha. Seis días sintiendo. Seis días en los que pensar y sentir fueron una misma cosa. 
Escucha. 
Es curioso cómo 10 o 20 personas –desconocidas en su mayoría- pueden convivir en un mismo espacio,                       compartiendo el cuarto, compartiendo el baño, compartiendo ronquidos, compartiendo fastidios, sonidos, luces, olores, frío, calor… 
 Es maravilloso sentir cómo el grupo se abre, 
exactamente como se abre una flor a lo largo de los días… 
Digo: convivo con mis prejuicios.
Con esa primera impresión de grupo en la que en un pantallazo me molestan la mitad de los participantes, simplemente porque sí. Porque también me molesta tener que compartir el cuarto con desconocidos. Porque me molesta que tomen para hablar más o menos tiempo del que yo previamente les había asignado. 
Molesta… molestaba…
Y el grupo se abre, exactamente como se abre una flor.

La escucha. 
Sentarnos en círculo en completo silencio. Estar ahí. Abrir los ojos, mirarnos y escucharnos en un mismo acto. Atravesar entonces la experiencia de escuchar a Carles diciendo cosas que a veces incomodan. Aún cuando a veces ni siquiera nos demos cuenta. Me de cuenta.
Pelearme internamente con el maestro. Fastidiarme porque lo que dice es obvio o porque me golpean las contradicciones. 
Y después, escuchar uno a uno a cada compañero, con sus tiempos, con sus temas, que no son en principio, ni mis temas, ni mis tiempos. 
Hasta que todos son mis temas, en mi tiempo. Nuestros temas, en nuestro tiempo. 
Y puedo hacerle espacio al maestro que hay en mí. 

Y finalmente, estamos en familia. 
Experimento  la dicha de habitar y ser habitada por cada una de los seres con los que compartí. Cada uno. Porque cuando algo se expande, hay espacio para todo. Para todos. 

Y ya no hay otro. 
Y de la escucha, surge la escucha. La propia. La que va hacia adentro, y entonces puede ir hacia afuera.

En la camilla cada experiencia fue distinta. Así como temblé y pataleé, también permanecí en paz, en profunda quietud. Y también conviví con miles de pensamientos. Y me quedé pegada a mi historia. Abracé mi historia. Solté mi historia… 
Y a pesar de que cada vez fue diferente, hay en el vacío que sostiene cada sesión, -no importa lo que ocurra en el mientras tanto- un espacio que expande el ser. 
Un vacío que está aún cuando queramos creer que no está. 
Y se manifiesta, y se despliega, y abraza. 
Por un lado aparece la multidimensión -que me acompaña día a día-  la posibilidad de transitar por capas diferentes en el mismo instante. La apertura de la trama, de la matriz. La vincularidad que sostiene la existencia.
Y ya no hay tiempo. Y hay quietud. Hay ese espacio donde es imposible no reconocerse. Donde el cuerpo se entrega porque se sabe parte, 
porque se siente parte, 
porque es ese mismo vacío. Se reconoce en él y ahí puede fundirse, despojarse, 
y al fin, ser sin historias.

Hoy, sigo practicando. Caen los velos, uno tras otro, se desvanecen las identificaciones que hasta ahora me acompañaron obsequiándome la idea de seguridad. Pienso: seguridad en un padecer inagotable. Pequeño. Hasta dulce padecer… Digo: padecer…
Me escucho. 
Me leo.  Y me pregunto qué hacer cuando aflora a la consciencia este verme en un suceder interminable de pequeños sufrimientos… 

Entonces la inseguridad. Entonces confiar en el vacío. Entonces sentir cómo me expando e incluyo. Entonces… fluir con el universo sabiendo que soy mucho más que la pequeñez que encierra mi historia.

Y duele. Y también respiro y suelto. Y así liviana estoy bien.
Hoy transito este incluir aquello que me disgusta de mi. Estoy incómoda. Muy incómoda. Y también hay quietud en mi. Es simplemente observar eso que está ahí, sin hacer nada. Entonces lentamente pierde fuerza… eso estoy sintiendo… eso estoy viviendo… 
Es nuevo. Es molesto. Es maravilloso. Es estar presente. 
Intimamente agradecida.
Infinitamente agradecida.
A Carles por compartir aquello que lo convoca y lo expande. 
Por amar.
Y a cada uno de todos los presentes, por abrirse hasta el suceder del encuentro. (y acá me incluyo).
Y cerraría este relato con un audio. Sería la voz de Carles diciendo: ¨más historias¨

Gracias Lola 

Amor 
Carles 

viernes, 21 de junio de 2013

COHERENCIA

 Es importante  encontrar en ti el reino de la armonía y la coherencia . La actitud es colocarte más allá de la tú personalidad, de tú historia, es la actitud de Amor. Cuando se está en esta actitud —que de hecho, no es una actitud— ves todo lo que te rodea desde la Conciencia, desde tu Vacuidad.

 Y cuando la sociedad , tu entorno, superpone en ti una personalidad, una historia o ser una mujer o un hombre, terapeuta, padre, hijo... no encuentra donde agarrarse y en ese momento, por el hecho de que no encuentra donde asirse en ti, eso se convierte en una expansión de Conciencia para ella y se planteará de nuevo la pregunta y puede mirar lo  nuevo y en cierta manera abandonará los esquemas que se ha superpuesto. De esta manera estas transformando lo que te rodea y estás transformando también, la sociedad.

Por expansión de Conciencia quiero decir, que la persona para un instante, puesto que lo que había proyectado no encuentra donde agarrarse. Entonces, hay de nuevo un preguntarse, un mirada limpia para comunicar. Es como si alguien te encuentra y te dice: “¿eres Juan?” y tú contestas: “no señor, no soy Juan, soy Pepe”. Entonces, ¿qué sucede? Como ha proyectado el esquema Juan y ve que se ha equivocado, que es Pepe y como no lo conoce, ¿qué hay que hacer? Observa, mira, escucha en la persona la sucesión de palabras, el tono, ...etc.
En nuestra sociedad no funcionamos nada más que por clichés.
Y por esta razón vivir en esta sociedad resulta un poco aburrido. Nos relacionamos con etiquetas.

Pero hay que contemplar ese aburrimiento sin poner el acento en él,  sino aprender a mirar, acogerlo, estar receptivo; ese aburrimiento es un don, un don para despertarte. Todo lo que es escuchado desde la presencia biodinámica es una oportunidad.

Primero hay que ver los mecanismos nuestros en la vida de todos los días. Cómo procedemos ante las cosas que se nos presentan. Caer en la cuenta de que no aceptamos lo que se nos presenta. Inmediatamente lo interpretamos, si nos conviene, nos identificamos con ello y si no, lo eliminamos. Esa identificación o rechazo es la misma cosa. No estamos más en relación con el objeto ni con la situación, hay que caer en la cuenta de esto. Hay que verlo y cuando lo constatas, tienes que tomar nota de tu estado. ¿Cuales son tus reacciones a lo que estas comprobando? Esto te abre inmediatamente a una observación que se hace consciente de que calificamos constantemente sin tener la posibilidad de recibir lo que es.
Vamos a ver cosas que nunca hemos visto; objetos, o situaciones con mucha más riqueza y sobre todo, viviremos más profundamente en esta escucha. Porque esta escucha no es una función, es un estado de Ser. Esta escucha no la puedes atrapar, se vive en una plenitud, una suficiencia, una alegría, una libertad. La persona no tiene sitio en esta escucha. Así como antes escuchabas desde la persona, ahora lo harás desde la Vacuidad. Vas a comenzar a vivir todo lo que sucede después de cada acción, después de cada pensamiento. Vas a vivir conscientemente esos momentos que son momentos más allá del espacio y del tiempo. No son momentos que se consideran como una ausencia de actividad, una ausencia de pensamiento, sino momentos vividos como una Presencia Biodinámica. Y los vivirás en identidad con ellos, estarás totalmente armonizado. Ya no hay observador y cosa observada.

amor
carles

lunes, 17 de junio de 2013

Experiencia compartida

    Tomar el poder y asumir plenamente la responsabilidad de todas nuestras acciones; dejar el rol de adolescentes eternos que solemos jugar, para convertirnos, por fin, en adultos maduros; volver al cuerpo (que está siempre en el presente) y escuchar, sentir todas nuestras sensaciones sin nombrarlas; saber que somos más que nuestra propia historia y reconocernos capaces de una de percepción limpia, libre de consideraciones, como la que tuvimos al comienzo de nuestra vida, cuando éramos bebés; abandonar el control del intelecto (esa parte de la mente que nos da tanta seguridad) para entrar a la Inteligencia, un mundo de percepciones mucho menos limitante; reconocer que en la vida hay momentos clave (muchas veces muy dolorosos) donde tienes que frenar, detenerte, parar; cesar de pelear con lo que es y empezar a fluir alegremente con la vida; dejar de castigarnos a nosotros mismos o de castigar a los demás por lo sucedido en algún momento, al darnos cuenta de que todos, sin excepción, siempre hacemos  lo mejor que podemos; descubrir que, después de todo, no hay otro. Todas éstas, entre otras, son las valiosísimas herramientas que he encontrado en los cursos de Carles Compañ, que me ayudan a estar más abierta y a sentir la experiencia total de la vida con mucha mayor plenitud (y gratitud). 
     Con la paciencia inagotable de quien no está en el tiempo, Carles escucha, una y otra vez, las decenas de historias que van apareciendo aquí y allá, y con su silencio interior y su coherencia, nos invita a vaciarnos también para abrir el espacio que permite que surja lo que tiene que surgir: quizá la memoria de un antiguo trauma o la de cualquier experiencia no digerida se libere de los tejidos… Mas lo que aparezca no se desbordará nunca, porque tendrá el espacio del universo entero, la contención infinita y el desapego a la historia que caracterizan a la Quietud, el lugar donde, de veras, cesa el sufrimiento. Y entonces, el cuenco tibetano que Carles tañe para marcar el comienzo y el final de cada meditación y de cada grupo de sesiones, se convierte en una bonita metáfora de esa experiencia. Pero más allá de la solemnidad o el recogimiento de ciertos momentos vividos muy íntimamente, todo transcurre en un ambiente relajado, casi informal, donde no hay la más mínima afectación, ni nada que pueda considerarse o parecer un ritual.
     De todos los cursos que he conocido, estos son los únicos donde el maestro no intenta arrebatar el poder al discípulo, sino todo lo contrario, y donde se deja la teoría de lado para empezar a vivir, a ser realmente de otra manera.

Muchas gracias, Carles.
     
     A ti. 

Amor
Carles

domingo, 16 de junio de 2013

Nuevo Paradigma.

Hay una sensación que inmediatamente se interpreta etiquetando de  desesperación, dolor, rabia o cualquier nombre. ¿Qué ocurre si no te identificas o juzgas la sensación, sino que en lugar de ello permites que esté ahí?. Ahora, lo que esta ocurriendo, es inevitable, estás dirigiendo tu atención hacia la sensación dándole importancia. Pero ahora te pido que gires la atención hacia lo que es consciente. Date cuenta la tendencia de salir fuera hacia la experiencia, lo conocido. Permanece como el vacío.  Y preguntare ¿que esta ocurriendo ahora?....
¡ Exacto! No pasa nada. Para que un acontecimiento sea expresado hay que salir a la forma cuerpo-mente.
 Date cuenta que ahora puede que este apareciendo una sensación de decepción en respuesta al hallazgo.  
 ¿Te das cuenta de que estás esperando a ver qué sucede a continuación?.
Para una continuación se requiere la mente. Continuación significa que la atención está buscando pasado, futuro, actividades, sensaciones y pensamientos. Cuando ello se percibe se le concede una realidad con la mente. (Este es el viejo paradigma.)
 No te identifiques con la forma, sé el vacío dentro el cual todo sucede.
Ten cuidado y no crees tampoco ninguna imagen de este vacío, pues también seria una creación de la mente. Mira, escucha sin interpretar ni imaginar y quedara sólo silencio, sólo espacio, sólo vacío.
  

amor
carles

miércoles, 5 de junio de 2013

Volverse trasparente

 
El Vacío que eres no se ve afectado por la actividad de la mente o el cuerpo. Tener lo ojos abiertos o cerrados no afecta al vacío. La compañía espiritual no aumenta el vacío, de la misma manera que la compañía mundana no lo disminuye. El vacío no es una sensación y por ello está más allá de las sensaciones agradables o desagradables. El vacío no es personal ni impersonal, extraordinario u ordinario. El vacío carece de ubicación, no importa si estás en el lugar más sagrado del mundo, o en cualquier otro lugar. El vacío no está al final de ningún esfuerzo o práctica. No puede ser dividido por el tiempo o el espacio. La sensación intuitiva del "yo" no está separada del vacío,
eres uno con el vacío cuando surge tu "yo" sin historia de vida. Eres uno con el vacío cuando al decir "yo" te refieres a esa sensación que en sí misma es sinónimo de existencia.  Desde este lugar, no eres el "yo" que habla o el "yo" que escucha, ni el "yo" que duda o el "yo" que cree. Ninguna creencia te pertenece. No eres madre de alguien. No eres padre de alguien. No eres hijo o amigo de alguien. Bueno y malo se vuelven meras palabras. Ninguna opinión tiene importancia, comprendes que todo lo que llega y se marcha forma parte de un conjunto de formas. No es más que la expresión humana. Toda sensación, todo estado de ánimo, todo juego mental es sólo una ola en la superficie del océano.

Date cuenta de la duda y la inseguridad y entonces podrás ser embajador de tu propia trasparencia, que es ser libre de uno mismo. Y llevarás esa transparencia allí donde vas permitiendo que lo que es, sea.  

Amor
Carles