Plantear una pregunta implica una respuesta que tú aún no tienes. Hacerse esas preguntas son fruto de la sensación de que te falta algo. Date cuenta.
La mente dice: - Para que desaparezca esta sensación de que me falta algo tengo que encontrar la respuesta.
¿Puedes darte cuenta cómo este mecanismo promueve el mantenimiento de esta sensación ? En realidad no te falta nada, eso no es más que un cuento, una creencia. ¡Esta sensación de que te falta algo es la respuesta a tu búsqueda! ¿Entiendes qué quiero decir? Mientras exista este proceso de plantearse preguntas y separar respuestas, permanecerá esa sensación de falta de plenitud. Sin embargo, fíjate, esa sensación surge ahora. Pues siéntela ahora. No es más que energía, una expresión de que estás vivo, y no se puede nombrar. Antes de ponerle la etiqueta de “me falta algo”, ¿cómo es esa sensación? No es más que un sentir que surge ahora, brota en la inmensidad de la presencia que tú eres, pero no eres tú quien lo hace. Fíjate cómo la mente irrumpe y lo clasifica como “falta de plenitud” y establece una división entre “tú” y “me falta algo”. Entonces busca cómo acabar con esa sensación.
Todo esto es un maravilloso juego de la mente que, al sentirse identificada, tiene que mantener esa sensación de no sentirse plena, la mente no quiere que eso termine, lo ve como su muerte.
La respuesta a toda pregunta es sentir la sensación que emerge en el cuerpo justo en el momento después de haber hecho la pregunta y esperar la respuesta. ¡Ahí esta la respuesta! ¿La sientes?
Amor
Carles