miércoles, 6 de mayo de 2015

El espejo

Nadie puede perturbarme, sòlo yo puede hacerlo. Cuando no soporto un acontecimiento, es porque despierta en mí cosas que no soporto. Cada uno tenemos nuestro pequeño lote de situaciones que no soportamos, una serie de miedos que no toleramos. Algunos no soportan la violencia, el ver sangre, la pobreza, las guerras, el envejecer, poco importa. Lo que no soporto, son los impactos que eso provoca en mí. Me doy cuenta de ello, estoy atento a la sensación...solamente me doy cuenta que soy el autor de mi propia inquietud.
Cuando algo parece presentarse como del exterior, se trata de un pensamiento. ¿Cómo podríamos tener una sensación exterior ?  La sensación está en el interior. Cuando el ruido de la taladradora o la existencia de mi pretendida persona se me aparece, eso es un pensamiento. A medida que surge la madurez, me doy cuenta de que es mí propia presencia la que me perturba y no la de algún otro, que es el mi propio ruido el que me molesta y no la  taladradora. Regreso a lo real, la resomancia, el sentir de la situación en mí. Ahí no hay pensamiento.

El pensamiento es memoria. No hay pensamiento creativo, profundo, sutil. Lo profundo es sentir. El sentir es no dual. El pensamiento siempre es dual. Por esto intentar aproximase a la Presencia Biodinámica a través del pensamiento es siempre limitado a la historia. El pensamiento es aguitación. Tien un valor funcional. Pero el pensamiento que reflexiona rebela una forma de aguitación que esta en mí.

Amor
Carles

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