Su esencia es descubrir una escucha profunda y una clase de apertura que revela la intensidad del impulso y el poder del condicionamiento humano: que estamos atrapados y apegados a ideas acerca de nosotros mismos y de los otros, que defendemos las creencias con violencia, no solo individual sino colectivamente, y que esa defensa nos mantiene aislados unos de otros y de nosotros mismos. Otro aspecto de esta escucha es llegar interior y exteriormente a un espacio de quietud en donde no hay separación o limitación, ni fuera ni dentro. No hay otro.
Amor
Carles
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