El pensamiento no puede ir nunca al centro de la experiencia, tan solo parece que sale de ella. Cuando esto se ve claramente, el pensamiento llega a su final natural. Es entonces cuando nos encontramos sumergidos en la intimidad del ahora. La intimidad del ahora es el único lugar donde no puede entrar el pensamiento.
El pensamiento intenta entrar en el ahora, es como la polilla que intenta tocar la llama y no puede hacerlo, tan solo morir en ella.
Amor
Carles
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