La elección es fragmentaria. Puesto que arranca desde un fragmento, de ello surge una acción fragmentaria que engendra un conflicto de separación y desequilibrio. La posición de la no-elección implica una disponibilidad total frente a lo actual: la acción resultante nace de la armonía implícita de la unidad de la vida que no implica ni contrario ni contradicción. La posición de la última realidad es unidad. Nada existe fuera de esto. Entonces, trascendemos el tiempo-pensamiento de la dualidad, del bien y del mal, el quiero o no quiero, donde se está en un estado neutro que es una situación libre de toda memoria, de entrega a la Inseguridad de no saber, pero en la cual encontramos la plenitud de la vida que es una constante expansión, no elijo y las cosas ocurren.
Amor
Carles
No hay comentarios:
Publicar un comentario