Cuando miramos un objeto nos parece que vemos un objeto, pero, en realidad, todo lo que vemos de él es la luz reflejada de nuestra propia presencia consciente que lo ilumina y conoce.
De hecho, no conocemos los objetos, solo el acto de “conocer“.
Metafóricamente hablando, solo vemos la luz del sol en los árboles, las colinas y montañas.
Es tan solo un pensamiento lo que hace que parezca que sea conocido como algo distinto a la luz de nuestro ser, de la misma manera que, a otro nivel, es solamente un pensamiento lo que hace que parezca que vemos un árbol, una colina o una montaña en lugar de ver la luz de sol.
Esta experiencia de la conciencia conociéndose a sí misma no admite ninguna otra cosa. A la vez, está hecha de la pura intimidad de nuestro propio ser. Esta absoluta intimidad y falta de otredad es la experiencia del Amor. Todas las cosas aparentes, están hechas solo de amor.
Amor
Carles
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