domingo, 6 de junio de 2010

encarnando la enseñanza

Estar o dejarse caer en el no saber, no quiere decir que nos volvamos tontos, y que olvidemos todo el saber que hemos acumulado hasta este momento, creo que es una sensación que se tiene a nivel inconsciente, que si me dejo caer en el no saber, me voy a olvidar de atarme los zapatos, no me voy a olvidar de atarme los zapatos, ni de manejar un coche, ni de hacer cualquier cosa que estaba haciendo hasta ahora, cuando haga falta esto surgirá y entonces lo haré. Yo no pretendo ni es mi intención en absoluto decir como tenéis que trabajar, para mi no hay un trabajo mejor que otro trabajo, para mi hay diferentes noveles de trabajo. Cuando digo que es importante la primera vez que nos reunimos aquí, que como les decía nos podemos permitir estar en el no saber, no pretendo deciros que es lo que tenéis que hacer, pretendo deciros que es lo que estáis haciendo.
La verdadera sanación o la sanación profunda, sólo puede surgir de una escucha profunda, a veces cuando estamos aquí en este sitio, reunidos aquí durante todos estos días, que a un novel es un poco más calmado, estamos todos un poco mas asentados, y es probable que a veces surjan síntomas o aquellos que se llaman síntomas o molestias, o al pararnos surge algo, si ese algo no es escuchado y es acallado, que es lo que solemos hacer, en vez de escucharlo lo acallamos, aparece una molestia y en vez de escucharla intentamos hacer algo con ella, no estamos escuchando. Intentemos despertarnos, darnos cuenta, pillarnos a nosotros mismos, en dos situaciones, una es pedirle a alguien que me haga algo, o ofrecerle a alguien hacerle algo, eso lo hacemos casi siempre, y no nos damos cuenta que nos vamos hacia atrás. Y si acallamos esa molestia, ese síntoma esa forma, la forma no ha sido escuchada entonces volverá a surgir, cuando tenga oportunidad volverá a surgir. ¿Por qué tenemos la costumbre a veces de ofrecer ayuda sin que nadie nos la pida? No será que no podemos estar con nuestro sufrimiento, y decimos, esta persona está sufriendo, ¿cómo sé que está sufriendo esa persona, dónde lo siento? Soy yo el que no puede estar con el sufrimiento de la otra persona, entonces creyéndome hacerle un favor intento acallar su sufrimiento entonces digo que ya no lo siente. Y hacia el nivel que vamos verdaderamente, estamos haciendo una putada, porque le estamos proyectando nuestro sufrimiento en él y en vez de trabajar aquí con lo que es mío, trabajo con el espejo que tengo delante. Y cuando lo acallo a la menor oportunidad volverá a surgir, y en la medida en que acallo eso a veces va profundizando el síntoma. Simplemente recibamos lo que aparece, lo que sentimos, demos la oportunidad de escucharlo plenamente. El síntoma no desaparecerá por completo hasta que no haya sido escuchado lo que viene a decirnos lo que viene a rebelarnos, y sólo única y exclusivamente lo puede saber uno, le puede ser rebelado a uno, nadie puede entendernos, la parte humada de cada uno, la particularidad de cada uno es incomprensible por nadie, nadie puede entender lo que esta sucediéndole a otro, como mucho puedo entender la historia que yo le he colocado a otro, que siempre será mi historia. Intentemos pillarnos cuando vamos a hacer algo para acallarnos o para acallar al otro.
Simplemente observar, observar como la marea de la vida mueve, crea formas, observemos esto, simplemente observarlo, sin agarrarnos a nada, sin intentar hacer nada, que sea meramente escucharlo y recibir. No podemos tirarnos a medias del precipicio. No pasa nada, está bien no tirarse del precipicio, no hay ningún problema. Vuelve a surgir la palabra coherencia, pero intento saber donde me encuentro, intento saber donde estoy. El que tiene miedo de tirarse al precipicio es nuestra historia, nuestro ego, porque nos asegura que nos mataremos, pero no, podemos volar.

(transcrito por Gabi de el curso realizado en Campo Los Hornillos, Río Ceballos, Córdoba ARGENTINA Febrero 2010.)



amor
carles

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